Sinaloa se detuvo ante el terror de no saber lo que sucedía, pero operativos por aire, tierra y sirenas les indicaba que algo estaba mal. Autoridades de Culiacán, alertaron a la gente para que no saliera de sus casas. Algo muy fuerte estaba pasando.
“Qué onda morrilla? Afortunadamente, no paso nada. Toda mi familia, nosotros todo bien. Hasta ahorita salí de hecho. Vengo a la oficina un ratito. Fíjate qué a la sociedad normal, no paso nada. Claro, se robaron algunos carros para quemarlos, para hacer su des&%$#, pero afortunadamente con la gente no se metieron estos ca%$#&. Pero bueno, así es este rollo, y hay que seguir. Nada de achicopalarse porque esta ca%$#& y tenemos que seguir viviendo y comiendo.”
Pareciera que la gente de esa ciudad está acostumbrada a las balaceras, pero no los estruendos hacían temblar los cristales de las casas, mientras la gente para protegerse de alguna bala perdida, se tumbaba en el piso de las viviendas, sin saber lo que ocurría.
Las redes sociales comenzaron a saturar videos de gente informando lo que se escuchaba cerca del lugar donde se encontraban. Al poco tiempo las transmisiones de noticias fueron dando una idea de lo que ocurría.
A media mañana se despejo la duda. Ovidio Guzmán, alias “El ratón” hijo del Chapo Guzmán, había sido detenido. Minutos después se desato el terror en la ciudad. Autos quemados, negocios baleados, carreteras tomadas y tráfico detenido. Hasta los pasajeros de un avión que iba despegando tuvieron que tirarse al suelo. A pesar de lo estricto de los protocolos de seguridad, la aeronave se puso en movimiento y olvido los cinturones de seguridad, lo más importante era retirarse de lo que parecía la zona donde se registraba la balacera.
Se suspendió todo y la gente estaba alterada por estar a ciegas en una zona de guerra, pero poco a poco fue volviendo una “aparente calma”, o al menos es lo que en estos momentos se percibe, como lo describe una periodista que vive en Culiacán y le ha tocado cubrir la información de enfrentamientos entre grupos criminales.